Nuestro Trabajo

Cultivo de recursos algales.

El concepto de desarrollo sustentable establece una estrecha vinculación entre: crecimiento económico, equidad social y protección del medio ambiente. Llegar a la meta del desarrollo sustentable requiere avanzar lo más simultáneamente posible en sus cuatro dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica.

Conscientes de que lo planteado anteriormente, es una necesidad urgente de nuestra sociedad actual y sabiendo de que las medidas de regulación son insuficientes para resguardar los recursos, nuestra institución ha desarrollado técnicas efectivas y sustentables para el cultivo de diferentes especies algales, dentro de las cuales se destacan:

a) Cultivo de Gracilaria chilensis (Pelillo)

Profesionales de nuestra institución, iniciaron a principios de los 80’, el desarrollo e implementación de los primeros cultivos rentables de algas Gracilaria chilensis en el Sur de Chile, aprovechando las grandes extensiones costeras de la zona intermareal.

Nace como una necesidad de recuperar este recurso sobreexplotado y dar una alternativa de ingresos permanentes y programados a comunidades ribereñas, asociadas en sindicatos independientes. La tecnología del cultivo de algas en la zona intermareal fue de fácil implementación para estas agrupaciones, marcando un importante hito a nivel nacional, extendiéndose rápidamente a diferentes zonas que presentaban características propicias para la implementación de estas técnicas.

Gracias a la masificación de cultivo de Gracilaria, se logró dar un impulso a la recuperación del recurso, llegando a  representar más del 80 % del alga desembarcada de esta especie en nuestro país, entre los años 1996, 1997, 1998 (Anuarios estadísticos SERNAPESCA), dando trabajo a gran cantidad de algueros ribereños, creando una nueva conciencia de sustentabilidad y asociatividad amigable, y dando oportunidad a muchas personas, las cuales lograron encontrar a través de la organización una forma solidaria de trabajo compartido y sustentable, tanto para ellos, como para sus generaciones posteriores, pasando de ser simples explotadores de algas (extractores), a cultivadores (sustentables).

Fundación Mare Magnum, sabiendo la importancia que tiene esta especie para un gran número de personas que han hecho de esta actividad su principal fuente de ingresos, impulsó el desarrollo de una investigación para determinar el potencial reproductivo de praderas naturales de Gracilaria chilensis, para contribuir en el aumento de la productividad en cultivos de pequeña y mediana escala tendiente a resolver la calidad y productividad de las algas a fin de recuperar valores que permitieran dar rentabilidad al cultivo de la especie.

Tradicionalmente los cultivos de pelillo  se han basado en la reproducción asexual o vegetativa, situación que ha provocado una disminución significativa en el rendimiento de de los cultivos y en su diversidad genética (Guillemin et al., 2014), así como también se ven afectados por problemas relacionados con epífitos y parásitos y por ende la calidad de las algas obtenidas a través de esta vía de producción, lo que en definitiva incide negativamente en los valores pagados a los productores y a algueros en playa, con valores que llegaron a estar por debajo de los $ 20/kg., (2018), haciendo inviable su cultivo.

Otra alternativa para la producción de plántulas de pelillo, es a través de hatcheries. Sin embargo, el complejo ciclo de vida trifásico de Gracilaria y los altos costos de producción, hacen que las algas obtenidas por esta vía, superen ampliamente el precio que se obtiene de la venta del alga cosechada, lo que hace impracticable este camino para la generación de biomasa.

El objetivo central de esta investigación fue “Ubicar, cuantificar y caracterizar praderas de algas Gracilaria que presenten áreas con material reproductivo, ubicadas en sitios costeros de la X región, para obtener material reproductivo (algas cistocárpicas) y algas juveniles, que podrían usarse para nuevas plantaciones y generar biomasa a costos razonables para los pequeños acuicultores y comunidades costeras dedicadas a esta actividad.  De esta manera, permitirán ser la base del soporte biológico, a fin de sustentar el potencial reproductivo de nuevos planteles de pelillo en el país”.

Los resultados de alto interés obtenidos a partir de esta investigación entre otros fueron:

  1. Ubicación, forma y tamaño preciso de praderas de algas de Gracilaria chilensis, con presencia de cistocarpos reproductivos a través del año, en tres zonas de interés de la X región, ubicadas en el Río Maullín, Comuna de Maullín; en Río Quilo, Comuna de Ancud; y en Putemún, Estero Castro, Comuna de Castro.

 

  1. Porcentaje de algas chilensis, con presencia de cistocarpos por área y su variación en el tiempo, en las tres zonas estudiadas.

 

  1. Variación de la biomasa de algas de chilensis, reproductivas, presentes en cada una de las zonas en estudio.

 

  1. Costos asociados a cada una de las diferentes alternativas de cultivo y aprovisionamiento de algas de chilensis para siembra, de acuerdo con las actuales técnicas en uso.

b) Cultivo Macrocystis

Los profesionales de Fundación Mare Magnum fueron unos de los primeros en desarrollar las técnicas de cultivo de la especie Macrocystis en Chile, promoviendo, desarrollando y asesorando proyectos de cultivo de esta especie, inicialmente con la finalidad de obtener alimentación sustentable para abalones, (Fundación Chile), diseñando e implementando hatcheries para su reproducción masiva, posteriormente para alimentación humana (U. Lagos) y para repoblamiento en la Universidad de Atacama.

Cosecha del recurso.

Los profesionales de Fundación Mare Magnum, promovieron, desarrollaron y asesoraron proyectos de investigación, para diseñar y construir un prototipo de cosechador adaptado a las condiciones de praderas locales de Macrocystis, con la finalidad de manejar el recurso asegurando su sustentabilidad y cosechando sólo el canopy de las algas, es decir la fracción madura, permitiendo que el recurso se vuelva a recuperar en corto tiempo.  Como ejemplo, se tiene el manejo de Macrocystis en las costas de California, el cual se inició en el año 1920 siendo uno de los recursos mejor manejados del mundo, ya que sus praderas han permanecido vigentes por más de un siglo.